
Corría el año 1986 cuando George Lucas, cansado de mantener a esos vagos que sólo hacían cosas para computadora y no daban más que gastos a LucasFilms, vendió Pixar, una pequeña empresa de diseño digital. El comprador fue Steve Jobs, que recientemente había dejado Apple, que puso solo 10 millones de dólares para convertirse en su propietario.

Toy Story se presentó en 1995 y costó cerca de 30 millones de dólares. La inversión fue importantísima y arriesgadísima, pero los riesgos a veces dan sus frutos: en su primer fin de semana en cartel, ya había amortizado el presupuesto y, más adelante, llegó a tener una recaudación mundial que superaba los 354 millones de dólares.
Toy Story fue distribuida por Disney, pero el nombre de Pixar aparece también en los créditos por exigencia de Jobs, ya que quería poner la marca en la boca de la gente, que se hable, que Pixar sea reconocida como Jobs creía que se merecía. Por eso, y gracias a Toy Story, hoy Pixar es LA casa de animación, y todas las que surgieron después (la subsidiaria de animación DreamWorks, Illumination Entertainment) le deben la vida a Steve Jobs.
En 1997 Jobs vuelve a Apple, y deja que Pixar se mantenga autónoma, pese a ser el presidente. Allí se produjeron películas (como Buscando a Nemo o Cars) que recaudaron hasta hoy un total más de seis mil millones y medio de dólares, una cifra de la que pocas productoras pueden presumir.

Toy Story fue distribuida por Disney, pero el nombre de Pixar aparece también en los créditos por exigencia de Jobs, ya que quería poner la marca en la boca de la gente, que se hable, que Pixar sea reconocida como Jobs creía que se merecía. Por eso, y gracias a Toy Story, hoy Pixar es LA casa de animación, y todas las que surgieron después (la subsidiaria de animación DreamWorks, Illumination Entertainment) le deben la vida a Steve Jobs.
En 1997 Jobs vuelve a Apple, y deja que Pixar se mantenga autónoma, pese a ser el presidente. Allí se produjeron películas (como Buscando a Nemo o Cars) que recaudaron hasta hoy un total más de seis mil millones y medio de dólares, una cifra de la que pocas productoras pueden presumir.
Finalmente, Disney compra Pixar y el mandato va a parar a la casa del ratón Mickey. De todas formas, Jobs siguió siendo uno de los mayores inversores de la productora.